Una ciudad rica en historia
Rosario es la ciudad más antigua del departamento de Colonia (1775), y de origen español. Su ubicación privilegiada y buenos accesos, así como un territorio de tierras fértiles con abundantes cursos de agua –en particular la Cuenca del Río Rosario- tempranamente atrajo numerosas migraciones de agricultores europeos. Estas colonias agrícolas de unidades familiares, con alta contracción al trabajo de la tierra, de elevada productividad con sus tecnologías originarias, que incluían procesos de transformación agroindustriales, le dieron una impronta a toda la región por su capacidad agroalimentaria.
• La ciudad se volvió un centro de servicios regional, con una economía próspera, que en la segunda mitad del siglo XX se enriqueció con la instalación de industrias manufactureras que agregaron otro puntal de desarrollo a la ciudad. Y se conformó una red regional con otros centros urbanos vecinos, donde Rosario operaba como el punto focal, incluyendo para los servicios públicos municipales y nacionales.
• La planta física de la ciudad partió con un ordenamiento territorial básico, que le proporcionó el amanzanamiento tradicional del damero español originario. Con un relieve ondulado, bordeada en su límite Noreste por el Arroyo Colla y amplios espacios verdes, con una economía sólida reflejada en el nivel de su infraestructura y de las construcciones, se constituyó en un centro urbano de buena calidad de vida.
• Su contingente poblacional alcanzó un máximo a inicios del siglo XX, que luego decreció y se recuperó, pero no alcanzó más el nivel de su época de oro; actualmente oscila en una población cercana a los 10.000 habitantes.
• Rosario se caracterizó –en el contexto de la región- por mostrar un fuerte sector industrial manufacturero, con algunas empresas significativas, FANAESA (baterías de vehículos), FUAYE (utensillos de aluminio), Turansa (metalúrgica), Pedro Gutman (curtiembre). La crisis del modelo de sustitución de importaciones y la apertura de la economía a partir de los años 70 produjo el cierre de estas empresas, con notable impacto en la dinámica social de la ciudad. Adicionalmente, quedó un complejo pasivo ambiental que aún hoy condiciona las perspectivas hacia el futuro.
• Hoy, un importante frigorífico, y una organización médica mutual, constituyen las principales empresas y fuentes de empleo, además de los servicios públicos para toda la zona Este del departamento.
• Aunque todavía el turismo es una actividad poco desarrollada en Rosario, gradualmente se perfila como un puntal de desarrollo para la región. La ciudad es parte del circuito turístico del Este del departamento, caracterizado por sus valores naturales, históricos, y culturales, la emblemática producción artesanal (quesos, dulces, mermeladas, conservas), las artesanías, los deportes náuticos en el Río Rosario, y la cadena de playas sobre el Río de la Plata. Su proximidad con Buenos Aires y su ubicación intermedia entre Colonia del Sacramento y Montevideo son factores adicionales de atracción.
• La ciudad recibe visitantes fundamentalmente por el día, siendo el Museo de Arte Mural y los festejos del Carnaval los principales atractivos turísticos locales. Si bien la oferta y los servicios turísticos son bastante limitados, hay actores locales trabajando en forma asociativa interesados en impulsar el desarrollo de la actividad.
Es la primitiva Plaza Mayor que don Benito Herosa construyera en el año 1774. Tiempo después recibió el nombre de Plaza Constitución. Desde 1944 lleva el nombre del fundador de la ciudad. Iglesia de Nuestra Señora del Rosario Su historia nace con la ciudad. En 1774 se construye una primitiva capillita que guió a los rosarinos por más de un siglo. En el 1900 el padre David Buletti realiza os trabajos preliminares del gran templo actual. Esta labor se extendió hasta 1922, cuando se completan las obras de ornamentación del frente y la torre, y se coloca el reloj público.
Es uno de los lugares más significativos de la ciudad. Dentro de ella descansan los restos de uno de los Treinta y Tres Orientales: Gregorio Sanabria que murió en 1825, de acuerdo a la leyenda popular, "persiguiendo desertores".
En 1923 Juan Krause, ganador de una licitación pública, instala gratuitamente el reloj de la Iglesia.
Es un espeso monte de eucaliptos, baños y churrasqueras que invitan al viajero al descanso meditativo y profundo. Cuenta con muy buenos servicios.